Pierre Teilhard de Chardin – Wikipedia, la enciclopedia libre

Posted: October 4, 2015 at 7:50 am


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Para otros usos de este trmino, vase Chardin.

Pierre Teilhard de Chardin S.J. (Orcines, 1 de mayo de 1881 - Nueva York, 10 de abril de 1955) fue un religioso, paleontlogo y filsofo francs que aport una muy personal y original visin de la evolucin. Miembro de la orden jesuita, su concepcin de la evolucin, considerada ortogenista y finalista, equidistante en la pugna entre la ortodoxia religiosa y cientfica, propici que fuese atacado por la una e ignorado por la otra. Suyos son los conceptos Noosfera (que toma prestado de Vernadsky) y Punto Omega.

Nace en Sarcenat, (Auvernia, Francia), siendo el cuarto hijo de una familia numerosa de once hermanos: de Emmanuel Teilhard (1844-1932), archivista,[1] y de Berthe de Dompiere. Su padre, naturalista aficionado, influye decisivamente en su vocacin profesional; y la religiosidad de su madre en su formacin espiritual. Era sobrino-nieto de Voltaire.

Cursa los estudios de ciencias y letras en el colegio jesuita de Mongr (Villefranche-sur-Sane).

En 1899, a los 18 aos de edad, ingresa en el noviciado jesuita de Aix-en-Provence. All, y ms tarde, en 1908, en el colegio jesuita de Hastings (cerca de Piltdown, Gran Bretaa), cursa estudios de teologa, tras los cuales es ordenado sacerdote.

Es en esa poca, durante su estancia en Gran Bretaa, en 1909, cuando conoce al naturalista Charles Dawson con quien compartir la aficin por la paleontologa. Y es en 1912 cuando Chardin se ve envuelto en el escndalo del Hombre de Piltdown. Le une a este escndalo el hecho de ser uno de los primeros en conocer el descubrimiento de su amigo. El descubridor del supuesto hombre de Pitdown fue Charles Dawson, y Dawson junto a Smith Woodward, paleontlogo del Museo Britnico de Londres fueron quienes lo presentaron a la Sociedad Geolgica de Londres. No obstante, han sido muchos los intentos (despus de que Teilhard adquiriera relevancia, no antes) de, con mayor o menor sutileza, unir su figura a aquel fraude, en unas ocasiones insinuando su participacin, en otras, el conocimiento del mismo.

En 1912 entra a trabajar en el Museo Nacional de Historia Natural de Francia, en Pars, trabajando junto al paleontlogo Marcellin Boule, que haba exhumado el primer esqueleto completo de un neandertal. En el Instituto de Paleontologa Humana entabla amistad con Henri Breuil y participa con l (en 1913) en excavaciones en la, entonces recientemente descubierta (1903), Cueva de El Castillo de Puente Viesgo (Cantabria, Espaa).

Entre 1914 y 1919, permanece movilizado en el frente como camillero recibiendo la Medalla al Mrito Militar y Legin de honor.

En 1916 y 1919, publica sus primeros trabajos: La vida csmica y El potencial espiritual de la materia. En ellos ya se transluce lo que ser el ncleo de su pensamiento.

De 1922 a 1926, obtiene en La Sorbona tres licenciaturas de ciencias naturales: Geologa, Botnica y Zoologa, y alcanza el doctorado con su tesis Mamferos del Eoceno inferior francs y sus yacimientos.

En 1923 realiza su primer viaje a China por encargo del Museo de Pars. Otra vez en Pars, imparte clases como profesor en el Instituto Catlico. Un artculo suyo sobre el pecado original es la causa de sus primeros enfrentamientos con la Ciudad del Vaticano. Se ve obligado a abandonar la enseanza.

Regresa a China donde en Zhoukoudian participa, junto a Henri Breuil, en el descubrimiento del Sinanthropus u hombre de Pekn actualmente Homo erectus pekinensis, el pariente ms cercano del Pithecanthropus u Hombre de Java actualmente Homo erectus erectus. Breuil y Teilhard descubrieron que el hombre de Pekn era un fabricante de herramientas de piedra y que manipulaba el fuego.

En 1931 participa en el Crucero amarillo recorriendo el Asia Central, una peligrosa aventura cientfico-deportiva organizada por Andr Citron para promocionar sus vehculos. Hasta 1951, que se establece en Nueva York, prosigue una intensa actividad cientfica marcada por numerosos viajes de estudios: Etiopa (1928), los Estados Unidos (1930), la India (1935), Java (1936), Birmania (1937), Pekn (1939 a 1946), Sudfrica (1951 y 1953), as como varias provincias chinas (Shanxi en 1932, Henan en 1934 y Shandong en 1936).[2] Teilhard contribuy fuertemente a la constitucin de una red internacional de investigacin en paleontologa humana.

En 1951 ingresa en la Academia de las Ciencias de Francia.

Muere en Nueva York, el 10 de abril de 1955, el da de Pascua. Un ao antes, durante una cena en el consulado de Francia de esa misma ciudad, confi a sus amigos: Mi deseo sera morir el Da de La Resurreccin.

Gran parte de su obra fue publicada con carcter pstumo por Jeanne Mortier, a la que nombr su albacea para temas editoriales. Esta obra ocupa trece volmenes.

El bilogo Francisco J. Ayala realiza una sntesis sobre el pensamiento de Teilhard de Chardin y lo reduce a cuatro puntos bsicos:[3]

Antes de la aparicin de la teora de la evolucin, predominaba la imagen de un universo esttico, formado totalmente desde sus lejanos comienzos. Por el contrario, con la evolucin aparece la dimensin tiempo, como un actor principal, ya que el cambio es lo esencial y lo esttico es lo inexistente.

Segn Teilhard, no slo la vida, sino la materia y el pensamiento estn tambin involucrados en el proceso de la evolucin. De ah que es necesario atribuirle a dicho proceso un sentido.

El sentido de la evolucin, que involucra tanto la materia, como la vida y el pensamiento (o el espritu), est comprendido en un principio descriptivo de la mayor generalidad: la tendencia hacia el logro de mayores niveles de complejidad y, simultneamente, al logro de mayores niveles de conciencia.

A partir de la tendencia del universo, guiado por la Ley de complejidad-conciencia, Teilhard vislumbra el Punto Omega, al que define como una colectividad armonizada de conciencias, que equivale a una especie de superconciencia. La Tierra cubrindose no slo de granos de pensamiento, contndose por miradas, sino envolvindose de una sola envoltura pensante hasta no formar precisamente ms que un solo y amplio grano de pensamiento, a escala sideral. La pluralidad de las reflexiones individuales agrupndose y reforzndose en el acto de una sola reflexin unnime.[4]

La evolucin entonces se estara convirtiendo en un proceso cada vez ms opcional.[4] Teilhard seala as los problemas sociales del aislamiento y de la marginalizacin como inhibidores enormes de la evolucin, ya que la evolucin requiere una unificacin del sentido. Ningn futuro evolutivo aguarda a la persona si no es en asociacin con los dems.[4]

En 1958, Teilhard ya haba muerto, el padre Janssens inform a la Compaa de Jess, que un decreto del Santo Oficio, dirigido por el cardenal Ottaviani, requiri a las congregaciones retirar de todas las bibliotecas las obras de Teilhard. El documento dice que los textos del jesuita "representan ambigedades e incluso errores tan graves que ofenden a la doctrina catlica" por lo que "alerta al clero para defender los espritus, en particular los de los jvenes, de los peligros de las obras de P. Teilhard de Chardin y sus discpulos".

El Padre Leonardo Castellani enumera en los siguientes puntos las fallas de su pensamiento desde una perspectiva catlica:

En 1962, bajo Juan XXIII, la Congregacin del Santo Oficio emiti otro monitum (advertencia) severo:

Varias obras del P. Pierre Teilhard de Chardin, algunas de las cuales fueron publicadas en forma pstuma, estn siendo editadas y estn obteniendo mucha difusin. Prescindiendo de un juicio sobre aquellos puntos que conciernen a las ciencias positivas, es suficientemente claro que las obras arriba mencionadas abundan en tales ambigedades e incluso errores serios, que ofenden a la doctrina catlica. Por esta razn, los eminentsimos y reverendsimos Padres del Santo Oficio exhortan a todos los Ordinarios, as como a los superiores de institutos religiosos, rectores de seminarios y presidentes de universidades, a proteger eficazmente las mentes, particularmente de los jvenes, contra los peligros presentados por las obras del P. Teilhard de Chardin y de sus seguidores.

Jos Mara Iraburu afirma que "la rehabilitacin de Teilhard de Chardin es imposible, considerando la enorme gravedad de sus errores.[6] " Y se reafirma con el comunicado de prensa que la Santa Sede[7] donde se declara:

"[...] Despus de haber consultado al Cardenal Secretario de Estado y al Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregacin para la Doctrina de la Fe, quienes, por orden del Santo Padre, haban sido debidamente consultados de antemano, acerca de la carta en cuestin, estamos en condiciones de replicar por la negativa.[...]

A pesar de sus opiniones condenadas y de las sospechas de participacin en el fraude histrico del Hombre de Piltdown,[8] no son pocos los telogos que han defendido la obra de Teilhard. En 1962 en El pensamiento religioso del padre Teilhard de Chardin, el jesuita Henri de Lubac, aunque reconoce que no comprenda bien el papel de la socializacin en el pensamiento de Teilhard, destaca la continuidad de Teilhard con la tradicin de la Iglesia.

El papa Paulo VI en un discurso sobre la relacin entre fe y ciencia se refiere a Teilhard como un cientfico que acaba de estudiar este asunto y pudo "encontrar el espritu", de manera que su explicacin del universo manifiesta "la presencia de Dios en el universo en el principio inteligente y Creador".[9]

Durante las siguientes dcadas telogos prominentes y lderes de la Iglesia, incluyendo cardenales y el papa Juan Pablo II, valoraron la figura y las ideas de Teilhard. En 1981, el cardenal Agostino Casaroli, en nombre de Juan Pablo II, escribe en la primera pgina del peridico del Vaticano, L'Osservatore Romano:

Lo que nuestros contemporneos, sin duda, recordarn (del padre Teilhard de Chardin) ms all de las dificultades de concepcin y deficiencias de expresin en este audaz intento de llegar a una sntesis, es el testimonio de la vida coherente de un hombre posedo por Cristo en lo ms profundo de su alma. Estaba preocupado por honrar tanto la fe como la razn, y anticip la respuesta al llamamiento de Juan Pablo II: "No tengis miedo, abrid, abrid de par en par las puertas de los inmensos mbitos de la cultura, la civilizacin y el progreso a Cristo.[10]

El cardenal Avery Dulles expres en 2004:

En su propio estilo potico, el jesuita francs Teilhard de Chardin gustaba de meditar en la eucarista como las primicias de la nueva creacin. En un ensayo titulado La custodia l describe cmo, de rodillas en oracin, tuvo la sensacin de que la hostia estaba empezando a crecer hasta que al fin, a travs de su misteriosa expansin, "todo el mundo se haba vuelto incandescente, se haba convertido en una nica hostia gigantesca". Aunque probablemente sera incorrecto pensar que el universo ser eventualmente transubstanciado, Teilhard identific correctamente la conexin entre la eucarista y la glorificacin final del cosmos.[11]

El cardenal Christoph Schnborn escribi en 2007:

Difcilmente alguien haya tratado de reunir el conocimiento de Cristo y la idea de la evolucin como lo hizo el cientfico (paleontlogo) y telogo P. Pierre Teilhard de Chardin, S. J. [...] Su visin fascinante sigue siendo controvertida, y sin embargo ha representado una gran esperanza, la esperanza de que la fe en Cristo y el enfoque cientfico para el mundo pueden reunirse. [...] Estas breves referencias a Teilhard no pueden hacer justicia a sus esfuerzos. La fascinacin que Teilhard de Chardin ejerci sobre toda una generacin provino de su manera radical de mirar a la ciencia y la fe cristiana juntas.[12]

Ya en 1987 el telogo y cardenal Ratzinger, luego papa Benedicto XVI, en sus Principios de Teologa Catlica admiti que uno de los principales documentos del Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes fue permeado por el pensamiento del jesuita francs. Benedicto XVI afirm tambin que Teilhard tuvo una gran visin, que culmina en una verdadera liturgia csmica, en la cual el cosmos se convertir en una hostia viviente.[13]

En la pelcula Las sandalias del pescador inspirada en la novela homnima de Morris West de 1963, el personaje del padre David Telemond (interpretado por Oskar Werner) que expone teoras heterodoxas contrapuestas con la forma tradicional de exposicin de los Dogmas de la Iglesia catlica, parece representar a Pierre Teilhard de Chardin, varias de cuyas concepciones ejercieron profunda influencia en los crculos intelectuales catlicos de las dcadas de 1950 y 1960, incluyendo en el Concilio Vaticano II.[14]

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